Los refugios climáticos en la ciudad: oasis urbanos adaptados ante las olas de calor

1 de junio, 2023

En las últimas semanas, especialmente durante el mes de abril, los titulares de los principales periódicos de todo el país abrían con la alerta producida por las primeras olas de calor que se han venido sucediendo, incluso antes de la llegada de la primavera meteorológica, fechada en el 1 de marzo. 2023 está siendo el año más cálido desde que existen registros en 16 provincias y el segundo más cálido en otras 13 provincias. En Cuenca y Granada, las máximas de lo que llevamos de año se sitúan +3’5ºC por encima de la media de las máximas del período de referencia (1981-2010), como señala la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

La distribución global de la crisis climática

Las anomalías de temperatura se están produciendo por todas las regiones, aunque son mayores en el interior peninsular y en las estaciones de medición situadas en los grandes centros urbanos y sus áreas metropolitanas, suponiendo estas últimas los espacios donde se concentra el grueso de población española. Solamente en las 10 primeras áreas metropolitanas del país se concentran más de 13 millones de personas, el 28% del total.

La crisis climática, en mayor o menor medida, está repercutiendo en la población con independencia de su ubicación geográfica. Debido a la distribución poblacional, la mayor parte de la ciudadanía se localiza alejada de aquellos entornos que pueden ser considerados como naturalmente preparados para hacer frente a los efectos de esta crisis, como son los valles en zonas montañosas o depresiones en el interior peninsular. Por el contrario, la mayoría reside en espacios altamente vulnerables y sensibles de padecer fenómenos como olas de calor, sequías prolongadas o reventones cálidos. Es, por tanto, una necesidad articular una respuesta firme para generar alternativas que mitiguen los efectos sobre la salud y bienestar de las personas, habiendo urbes que ya han puesto en marcha iniciativas innovadoras al respecto como es el caso de los refugios climáticos.

El concepto de refugios climáticos surge de la necesidad de aplicar medidas que contribuyan a la adaptación de las ciudades ante un escenario de emergencia climática. Fue París la ciudad pionera en hablar en su Estrategia de Resiliencia del año 2017 (Stratégie de résilience de Paris) de transformar los patios de los colegios en ‘oasis’ o ‘islas de frescor’ (îlots de fraîcheur) como parte de su batería de acciones ligadas con la adaptación. Por su parte, Barcelona, también se encuentra en este grupo de urbes pioneras, quien a través del Plan Clima del año 2018 inició la red de refugios que sigue actualizándose en la actualidad.

Impactos en el bienestar social y la salud

Las consecuencias de las altas temperaturas, más allá del malestar que pueden generar en la ciudadanía, pueden derivar en problemas de salud e incluso en fallecimientos. Tal es el caso que, en el marco del Plan de acciones preventivas contra los efectos de las temperaturas excesivas del Ministerio de Sanidad, se creó en el año 2004 un sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo) dirigido por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Por ejemplo, entre los datos que arroja el panel entre mayo del año 2022 y el de este año, 6.609 muertes observadas a nivel estatal pueden atribuirse a este fenómeno. Desde el 1 de enero de 2020 hasta el 2 de mayo de 2023, el número de defunciones por esta razón supera el millar a nivel autonómico, y las 13.300 a escala nacional. Estas cifran comprenden únicamente casos clínicos sospechosos que han sido considerados desde instituciones médicas y forenses. La realidad es que muchos decesos vinculados a episodios de altas temperaturas, especialmente en temporada estival, no son vinculados directamente a tales fenómenos, aunque impliquen la muerte prematura de personas con o sin patologías previas que se hayan podido ver agravadas.

La Organización Meteorológica Mundial, organismo dependiente de la ONU y que provee de información divulgativa y experta a nivel internacional, define una ola de calor cuando, “durante más de cinco días consecutivos, la temperatura máxima diaria excede en 5ºC a la temperatura máxima media”. La AEMET lo aproxima a las características propias del territorio y es que lo considera cuando varios observatorios de la misma zona superan máximas del percentil 95%, es decir, se encuentran registrando valores de entre el 5% más altos registrados. Ambos supuestos conllevan la declaración de una alerta meteorológica para advertir, especialmente a aquellas personas más vulnerables, del riesgo que supone dicho fenómeno.

Refugios climáticos para la ciudadanía

Esto, sumado a la tendencia generalizada de aumento de temperaturas con episodios cada vez más extremos en un escenario de aceleración del cambio climático, refuerza la necesidad de establecer redes de refugios climáticos En los escenarios más optimistas, la temperatura global aumentaría 1’8ºC para 2100. En el más pesimista, lo haría 4’0ºC. En ambos casos, supondría un grave impacto en multitud de ámbitos que sustentan la vida en el planeta, como los ecosistemas y la biodiversidad, los recursos vitales como el agua o los alimentos o la fertilidad de los suelos.

Para la puesta en marcha de estos refugios, se ha de empezar a generar sinergias entre agentes institucionales y actores urbanos y activar protocolos de creación, gestión y adaptación. Así, se consigue una hoja de ruta coordinada que establece los componentes que ha de tener un refugio climático, como nuevo y más denso arbolado, fuentes, pulverizadores de agua, jardines de lluvia, láminas artificiales de agua y pérgolas en caso de ubicarse en el exterior. Se trata de convertir espacios en auténticos abrigos ecológicos confortables, accesibles y atractivos para las personas durante episodios de elevada temperatura.

Componentes de refugios climáticos exteriores e interiores para ciudades

Es preciso difundir la existencia de estos lugares y el funcionamiento del protocolo entre las instituciones responsables.

Desde el equipo de Soluciones Urbanas de TECH friendly estamos trabajando en definir redes de refugios climáticos e investigando en las características que estos deberían cumplir para obtener ciudades saludables, habitables y resilientes.

Equipo de Soluciones Urbanas

TECH friendly

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