La Agenda Urbana Española como modelo de desarrollo económico integrador en un contexto extraordinario
La Agenda Urbana Española formula un entendimiento de la economía urbana que va más allá de su carácter estrictamente económico, concibiéndola como un elemento instrumental que debe contribuir, de una manera holística, a la consecución de la totalidad de los objetivos que ésta contempla. De este modo, y valiéndose de las herramientas de planificación sectorial y urbanísticas disponibles, se apuesta por el desarrollo de modelos de ciudad que hagan del conocimiento, la información y la tecnología factores centrales de su transformación.
La transición hacia este modelo de crecimiento económico integrador, dinámico, diversificado y sostenible en el que están inmersas ciudades y pueblos de distintos tamaños, distintas características sociodemográficas o, incluso, distintas fortalezas competitivas a lo largo y ancho del país, se ha visto, no obstante, impactado de manera notable por el contexto extraordinario que ha originado la crisis de la COVID-19.
Podemos afirmar que esta crisis múltiple que comenzó siendo sanitaria, pero que ha alcanzado ya todos los estamentos (sanitario, social, económico, etc.) de la sociedad, ha provocado una necesaria reconfiguración del papel de las economías urbanas locales en este contexto de recuperación de la pandemia. Siendo la estructura empresarial española mayoritariamente dependiente de las pequeñas y medianas empresas (el 47% del mercado laboral español trabaja en empresas de menos de veinte empleados frente al 37,5% de la Unión Europea)[1], los datos publicados en el Informe “Impacto económico de la COVID-19 sobre la pyme en España” elaborado por el Consejo General de Economistas de España (CGE) y la Fundación para el Análisis Estratégico y Desarrollo de la Pequeña y Mediana Empresa (FAEDPYME), con la colaboración de la Cámara de Comercio de España, anticipan un significativo proceso de resiliencia y reinvención que será clave para que los modelos económicos y empresariales que sustentan las economías de las ciudades y pueblos españoles puedan adaptarse a la nueva realidad que dibuja este escenario postCOVID-19.
- El 25,2% de las pymes redujeron su empleo en 2020 con relación al 2019.
- El 52,6% de las pymes incorporadas al informe redujeron en 2020 sus ventas respecto al 2019.
- El 47,2% de las empresas afirma haber registrado un impacto negativo en su nivel de facturación en el exterior.
- La actividad innovadora de las pymes españolas se ha visto notablemente impactada, reduciendo tanto el porcentaje de empresas que han realizado cambios o mejoras en productos o servicios (del 83,1% en 2019 al 49,3% en 2020), como el porcentaje de empresas que han comercializado un nuevo producto o servicio (del 73,1% en 2019 al 43,5% en 2020).
- El 55,9% de las pymes solicitó durante 2020 líneas de financiación de entidades de crédito.
Estos, y muchos otros indicadores de carácter macroeconómico, han acelerado y transformado, en muchos casos, la necesidad que tienen las ciudades españolas por abordar los retos que el Objetivo Estratégico 7 de la Agenda Urbana Española – Impulsar y favorecer la economía urbana – ya trazaba. En el presente artículo, abordaremos cómo la llegada de los Fondos de Recuperación y Resiliencia EU Next Generation va a permitir en los próximos años desarrollar una transformación completa de los principales sectores de actividad que configurarán las economías urbanas a nivel español que dibuja la Agenda Urbana Española.
Hacia el aprovechamiento de las ventajas de la economía circular – fomento del acceso a nuevos modelos de consumo en nuestras ciudades
Uno de los cuatro pilares fundamentales que se definen en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia impulsado por el Gobierno para reactivar la economía frente a la pandemia de la COVID-19 es la transición ecológica. En este sentido, y atendiendo a la perspectiva económica de esta transición ecológica, se apuesta por impulsar un nuevo modelo de producción y consumo en el que el valor de productos, materiales y recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, en la que se reduzcan al mínimo la generación de residuos y se aprovechen con el mayor alcance posible los que no se pueden evitar.
De esta forma, y bajo el paraguas que supone la Estrategia Española de Economía Circular, se pretende canalizar inversiones para incentivar modelos de negocio más limpios y circulares orientados a una producción más eficiente de recursos, a modelos de logística inversa o a modelos de retorno para la reutilización y reacondicionado en cadenas de valor clave. En este contexto, resulta esencial abordar los procesos de transformación necesarios para reconvertir industrias pesadas que todavía se ubican en núcleos urbanos en nuevos modelos industriales que, bajo los parámetros de la circularidad, tengan un mejor encaje con el viraje hacia la sostenibilidad en el que están inmersas la mayoría de esos núcleos urbanos.
Además de los fondos vinculados directamente al ámbito de la gestión de residuos, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia contempla 158,3 millones de euros para facilitar la introducción de la circularidad en las empresas, de modo que se puedan generar nuevos nichos de actividad basados en la economía circular que tengan impacto en todas las cadenas de valor que operan en las economías urbanas locales, en línea con algunos ámbitos de actuación que define el Objetivo Estratégico 7 de la propia Agenda Urbana Española.
Hacia un desarrollo económico que integre también la perspectiva rural – impulso de la transformación ambiental y digital del sector agroalimentario
El modelo de impulso de la economía urbana que dibuja la Agenda Urbana Española no obvia el papel fundamental que juega el desarrollo económico también de las zonas rurales, sobre todo, como factor para el mantenimiento de la población en el territorio. En este contexto, el desarrollo de sistemas agroalimentarios justos, sostenibles y de proximidad se erige como una prioridad absoluta en la aspiración de lograr una máxima interconexión entre los ámbitos rural y urbano.
Así, la incentivación del sector primario como recurso económico, sobre todo, de los municipios con valores agrologicos significativo se concibe en la Agenda Urbana Española como una estrategia de doble ganancia: por un lado, hacer del sector agroalimentario un sector clave para reforzar esa alimentación de proximidad que redunda, a su vez, en un menor consumo de recursos y en un favorecimiento de una alimentación de temporada más sana; y, por otro lado, emplear este sector como vínculo físico, ecológico e, incluso, cultural entre los entornos urbanos y rurales.
Para hacer todo esto posible, el Componente 3 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia – Transformación ambiental y digital del sector agroalimentario y pesquero – traza una serie de inversiones y reformas dirigidas a mejorar la resiliencia del sector y su competitividad, entre las que deben destacarse líneas de financiación como los 10.000.000€ para la modernización de laboratorios de sanidad animal y vegetal; los 307.000.000€ destinados a la agricultura de precisión, la eficiencia energética y la apuesta por la economía circular en el sector agrícola y ganadero o los 38.000.000€ para dar apoyo a la digitalización y el emprendimiento del sector agroalimentario y forestal y del medio rural.
Hacia un modelo turístico más sostenible, inteligente y de calidad – estrategias de sostenibilidad turística en destino
El Objetivo Estratégico 7 de la Agenda Urbana otorga un papel muy relevante a la necesidad de impulsar actuaciones orientadas a reconfigurar el actual modelo turístico del país hacia planteamientos con mayor peso de la sostenibilidad, la digitalización o lo local, entre muchos otros elementos. Este papel predominante que se le concede al sector turístico es consecuencia directa de la alta especialización que presenta la economía española en relación con este sector (representa el 14,3% del PIB español, frente al 9,5% de la Unión Europea).
Sin embargo, fruto de la crisis desencadenada por la pandemia de la COVID-19, la situación de este sector es muy delicada, siendo indispensables actuaciones urgentes para su transformación. Y es precisamente a esta situación de urgencia a la que trata de dar respuesta el Programa Extraordinario de Sostenibilidad Turística en Destinos 2021-2023, como principal canalizador de fondos con cargo al presupuesto adjudicado al Plan de Modernización y Competitividad del sector turístico, esto es, al Componente 14 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. En concreto, a través de su Inversión 1 – Transformación del modelo turístico hacia la sostenibilidad se van a destinar a lo largo de los próximos 3 años 1.858.000.000€ para acometer actuaciones transformadoras en el sector turístico al amparo de estos Planes de Sostenibilidad Turística en Destino.
La convocatoria, que estará abierta en este año 2021 hasta el 20 de septiembre, financiará actuaciones en cuatro ejes prioritarios relacionados con los objetivos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia: actuaciones en el ámbito de la transición verde y sostenible; actuaciones de mejora de la eficiencia energética; actuaciones en el ámbito de la transición digital y actuaciones en el ámbito de la competitividad turística y de acuerdo con tres categorías de destino con características diferenciales: destino turístico de sol y playa, destino turístico rural y destino turístico urbano.
Recuperación, Transformación y Resiliencia como ejes transversales del desarrollo económico urbano deseado
En definitiva, no hay duda de que la irrupción de la pandemia de la COVID-19 a principios de 2020 ha tenido un fuerte impacto sobre la economía española, poniendo fin a más de cinco años de crecimiento y llevando a una caída de actividad particularmente intensa en aquellos sectores más afectados por la reducción de demanda y las restricciones a la movilidad.
No obstante, la histórica respuesta de la Unión Europea en forma de los Fondos de Recuperación Next Generation supone una oportunidad inigualable, ya no solo para lograr la recuperación económica, sino para transformar por completo muchos de los factores que hasta el momento habían configurado las economías urbanas de los Estados Miembro, caso de España, que, tal y como se ha detallado a lo largo del presente artículo, fía esta transformación a la transición ecológica y digital, a la cohesión social y territorial y a la igualdad de género.
[1] De acuerdo con las cifras de valor añadido bruto de Eurostat.