Uno de los ámbitos más transversales e interrelacionados en el conjunto de objetivos estratégicos propuestos por la Agenda Urbana Española es el de cambio climático. La ordenación del suelo, el modelo de ciudad, la edificación y la vivienda o, por supuesto, la movilidad, tienen implicaciones directas sobre el Objetivo Estratégico 3 de la Agenda Urbana Española; “Prevenir y reducir los impactos del cambio climático y mejorar la resiliencia”.
Según el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de 2014, las zonas urbanas concentran el 70% de las emisiones de CO2 y hasta el 50% de las emisiones globales de todos los gases de efecto invernadero. De hecho, dada la importancia de las ciudades en este asunto, el próximo informe de evaluación que se prevé salga a la luz durante 2021 contendrá un apartado especial sobre cambio climático y ciudades que marcará la pauta a seguir en cuanto a políticas municipales de mitigación y adaptación.
La Agenda Urbana Española ya adelantaba desde hace tiempo algunas de las actuaciones que las ciudades deben acometer para combatir los problemas del cambio climático. Gran parte de ellas están también reflejadas en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que, próximamente, será ratificada por el Senado.
El Informe de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de 2021 elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico indica que el Transporte es responsable del 29,1 % del total de las emisiones; la Industria del 24,3 %; el sector Residencial, Comercial e Institucional, del 8,9 %; y los Residuos, del 4,4%. Esto es, más de un 70% de las emisiones de GEI en España, como a nivel global expone el IPCC, corresponde a ámbitos relacionados directamente con las ciudades.
El objetivo principal de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética es lograr que en 2030 España haya reducido sus emisiones de efecto invernadero un 23% respecto a los niveles de 1990. También, que en 2050 el 100% de la electricidad del país se genere con fuentes renovables como la eólica o la solar, y que para 2030 ese porcentaje se sitúe en el 74%. Considerando todo el consumo final de energía incluyendo también el transporte o los procesos industriales, para 2030 el 42% deberá ser de origen renovable. Y, lo que es más positivo en términos coste-resultado: se debe lograr una disminución del consumo de energía primaria del 39,5% mejorando la eficiencia. Objetivos ambiciosos y complejos en cuya resolución las ciudades van a desempeñar un papel fundamental.
La Ley expone medidas para el fomento de la movilidad eléctrica y el transporte público. Además, la obligación de que los municipios de más de 50.000 habitantes deberán establecer zonas de bajas emisiones en 2023. Esta obligación afecta a 148 ciudades que representan el 53% de la población de España.
Todas estas medidas, como se apuntaba anteriormente, están ya contempladas en la Agenda Urbana. Por lo que los ayuntamientos deben mirar con atención esta herramienta de planificación estratégica que contiene interesantes propuestas de actuaciones para afrontar el problema del cambio climático y hacer más sostenibles sus municipios.
Es evidente que la adopción de estas medidas requiere un importante esfuerzo inversor a las ciudades. Estas deberán desplegar proyectos que faciliten los desplazamientos a pie, en bicicleta u otros medios de transporte activo; proyectos de mejora e incremento del uso de la red de transporte público; proyectos para la electrificación de la red de transporte público y otros combustibles sin emisiones de GEI; así como proyectos para el establecimiento de un modelo de transporte eléctrico con un despliegue masivo de puntos de recarga.
Pero no se trata sólo de afrontar la vertiente de la mitigación. Las ciudades deben prepararse también para desplegar medidas de adaptación, que a su vez requerirán importantes inversiones. El Objetivo Estratégico 3 de Cambio Climático de la Agenda Urbana Española se relaciona muy estrechamente con la ordenación de los usos del suelo. Esto afecta directamente a las ciudades y a la gestión de riesgos derivados de los impactos comprobados del cambio climático y los riesgos derivados. Embates marinos, inundaciones costeras y ascenso del nivel del mar; eventos meteorológicos extremos sobre las infraestructuras y los servicios públicos esenciales, como el abastecimiento de agua y electricidad o los servicios de emergencias; mortalidad y morbilidad derivados de las altas temperaturas y, en particular, aquéllos que afectan a poblaciones vulnerables; o riesgos de incendios en la interfaz urbano-forestal.
Siendo conscientes de la gravedad del problema, considerando el catálogo de actuaciones que ofrecen herramientas de planificación estratégica como la Agenda Urbana, y ante la inminente obligatoriedad de cumplir con la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, las ciudades como actores principales en este escenario deben prepararse para aprovechar fuentes de financiación externas que, a través de los fondos NEXT Generation y del programa de investigación e innovación de la Unión Europea, puedan ayudar a poner en marcha proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático.
En el marco europeo, dos de las cinco misiones que estructuran el presente programa marco de I+D+i de la UE (Horizonte Europa 2021-2027) están centradas en el cambio climático. La primera misión pretende acelerar la transición a una Europa preparada y resistente al clima; y la segunda misión relacionada, aludiendo directamente a las ciudades, va a apoyar, promover y mostrar 100 ciudades europeas en su transformación sistémica hacia la neutralidad climática para 2030 para convertirlas en centros de experimentación e innovación.
A nivel estatal, el cambio climático y su correspondiente Plan Nacional Integrado de Energía y Clima remitido en 2020 a la Comisión Europea, son elementos fundamentales de uno de los cuatro ejes transversales (España Verde) del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), teniendo asimismo relación directa con varias políticas palanca como la de Agenda Urbana y Rural, la de Infraestructuras y Ecosistemas Resilientes, la de Modernización y Digitalización del Tejido Industrial o, por supuesto, la política palanca de Transición Energética.
Encarar el cambio climático puede representar una eficaz estrategia para dirigir las ciudades hacia modelos de desarrollo urbano más sostenibles. A nivel europeo y estatal queda claro que es una prioridad política. Además, tiene su reflejo en la previsión de importantes partidas económicas para desarrollar proyectos de mitigación y adaptación. Y la herramienta que las ciudades tienen a su disposición para guiar esa estrategia centrada en el clima está representada por la Agenda Urbana Española. Esta última, sintetiza de la siguiente manera la relevancia de las ciudades en este tema: “La llave para ralentizar y, en su caso, reducir el calentamiento global se centra en la manera de producir ciudad, en los estilos de vida empleados, en la gestión de los flujos metabólicos. En definitiva, en una organización de las ciudades que permita encarar el futuro, con una mayor capacidad de anticipación y una reducción de las incertidumbres”.
Iván de Torres
Gerente de Estrategia y Desarrollo Urbano Sostenible en TECH friendly