“La planificación estratégica y los fondos europeos: que los árboles no nos impidan ver el bosque”
Si pudiéramos hacer una encuesta sobre los temas que más angustian en estos momentos a muchos de los técnicos de las ciudades de más de 20.000 habitantes y a algunas otras Entidades Locales (EELL), podríamos afirmar, casi sin lugar a duda, que serían: (1) la fecha prevista para que salga la convocatoria de las Estrategias Territoriales Integradas (ETI); y (2) si la misma va a coincidir o no con las vacaciones estivales.
No es para menos, en relación con la primera, los aproximadamente 1.900 millones de euros anunciados y su capacidad para financiar actuaciones con gran impacto en la ciudad, y en el territorio, son el maná al que todos aspiramos y, sin duda, un objetivo legítimo para muchos municipios que ven en ellas una oportunidad de avance. Pena de aquellos que, por nivel de población, ni siquiera tienen/tenemos la opción de comprar el billete para soñar.
Y, en relación con la segunda, tampoco sería la primera vez que este tipo de convocatorias coincide con fechas cuanto menos comprometidas con la vida personal y familiar. Todos conocemos bien la capacidad de la administración, -también de la local-, para trabajar como si no hubiera un mañana los viernes a última hora; las navidades; los días previos a las fiestas de guardar o justo en medio de las vacaciones de verano.
No obstante, si lo pensamos bien, ninguna de esas preocupaciones debería ser tal si realmente se han hecho los deberes y, parece, que, al menos así se intuye, esta vez sí vamos por el buen camino: la lógica dice que una gran parte del trabajo ya debería estar adelantado.
Las Estrategias Territoriales Integradas (ETI) y la Agenda Urbana Española
Precisamente estar preparados para lo que pueda llegar, incluyendo la gestión de la incertidumbre, es el objetivo de la planificación estratégica y es, y ha sido siempre, la principal apuesta de la Agenda Urbana Española que, desde su toma en consideración por el Consejo de Ministros, hace más de cinco años y medio, ya planteaba los Planes de Acción o Agenda Urbanas Locales como las Estrategias Urbanas que, partiendo de lo aprendido, permitirían a las EELL estar preparadas para el nuevo período de Fondos Europeos y el resto de las convocatorias de ayudas.
Es cierto que el criterio no ha variado ni un ápice: “la Agenda Urbana no es una herramienta de financiación, pero ayuda a conseguirla”, pero también lo es que las ETI se centran en el objetivo político 5.1 de los fondos FEDER: “Promover un desarrollo social, económico y medioambiental integrado e inclusivo, la cultura y el patrimonio natural, el turismo sostenible y la seguridad en las zonas urbanas”, y que la alineación de ambos documentos no puede ser más clara. Las sinergias son obvias y la articulación parece poner en evidencia una mayor coordinación y colaboración entre las políticas urbanas y los fondos que las financian. ¿Será verdad que se puede conseguir?
De lo poco que se conoce aún sobre cómo será la convocatoria de las ETI, se reitera una y otra vez, que resultará fundamental que los proyectos y actuaciones para los que se soliciten las ayudas formen parte de los instrumentos que en los últimos años se han puesto en marcha, tales como los Planes de Acción local que siguen la metodología de la AUE o Agendas Urbanas Locales, y que apuestan por la planificación estratégica e integrada de las políticas urbanas a través de procesos de participación, coordinación, seguimiento y evaluación.
Con este enfoque, como ya es conocido, el método de trabajo propuesto por la Agenda Urbana Española aborda 10 Objetivos estratégicos en los que es fácil reconocer, no solo los objetivos globales de los que trae causa, sino fundamentalmente los pilares en los que se apoya las políticas de financiación europea y sus objetivos temáticos, en concreto, la del OP 5. «Una Europa más próxima a los ciudadanos, fomentando el desarrollo integrado y sostenible de todo tipo de territorios e iniciativas locales”.
Identificar entre todos los proyectos de un Plan de Acción local de AUE, qué proyectos están alineados con estos objetivos y cuáles son prioridad para el municipio y, por tanto, pueden ser candidatos para conseguir financiación de la convocatoria de las ETI, es una labor “preparatoria” muy útil que permitirá estar en la mejor disposición posible para solicitar unas ayudas que, no se nos olvide, responden a una convocatoria de concurrencia competitiva y conseguir el éxito no será fácil. Lo importante es, por tanto, acertar con el proyecto o actuación del Plan de Acción por el que se apuesta.
A falta de conocer los detalles de la convocatoria, por un tema de probabilidades, seguramente, de los diez objetivos estratégicos de la AUE, las acciones más propicias y con más posibilidades por su capacidad de impacto y su transversalidad, podría ser las que encuentran su encaje en el Objetivo Estratégico 2: “Evitar la dispersión urbana y revitalizar la ciudad existente”.
Debemos recordar que este objetivo estratégico de la AUE es el que incide, de forma decidida, en los aspectos relacionados con el modelo urbano, la complejidad funcional, la calidad y la accesibilidad de los espacios públicos, el adecuado medio ambiente urbano, la correcta calidad y la sostenibilidad de nuestros edificios y, también, el impulso de la regeneración urbana. No parece difícil encontrar en todos estos elementos una clara vinculación con los aspectos económicos, sociales y medioambientales que reclama Europa. Por eso la “regeneración urbana” puede resultar clave de este objetivo, porque mediante políticas de intervención integrales e integradas, se puede dar respuesta a los retos actuales y emergentes, como son los provocados por el cambio climático, las nuevas tecnologías, la transformación de los modos de vida y de trabajo, así como la transición necesaria de los modelos de movilidad. Los objetivos específicos que permiten incidir en la consecución de este modelo son seis y todos, están orientados de forma transversal con los tres objetivos previstos para las ETI.
AUE OE:2 | 2.1. Definir un modelo urbano que fomente la compacidad, el equilibrio urbano y la dotación de servicios básicos; (11 líneas de actuación). 2.2 Garantizar la complejidad funcional y la diversidad de usos; (5 líneas de actuación). 2.3 Garantizar la calidad y la accesibilidad universal de los espacios públicos; (12 líneas de actuación). 2.4 Mejorar el medio ambiente urbano y reducir la contaminación; (7 líneas de actuación). 2.5 Impulsar la regeneración urbana; (12 líneas de actuación), 2.6 Mejorar la calidad y sostenibilidad de los edificios; (9 líneas de actuación). |
ETI | 1. Fomentar el desarrollo urbano equilibrado en consonancia con las dinámicas poblacionales de su entorno circundante. 2. Generar ciudades saludables desde el punto de vista medioambiental, social y económico. 3. Garantizar el acceso a servicios públicos de calidad a colectivos vulnerables dentro de las ciudades. |
Con ese marco, el reto es plantear ese proyecto redondo, y lo más maduro posible, que consiga aunar todos los requisitos de la convocatoria en torno a un discurso coherente, propositivo, lo suficientemente concreto como para que se pueda valorar su impacto en la ciudad y lo suficientemente abierto como para no condicionar los ajustes que puedan ser necesarios ante la incertidumbre de lo que está por venir. Una actuación que forme parte de un Plan de Acción y que esté alineada con su diagnóstico; que esté participada por la ciudadanía; que permita avanzar y que genere sinergias con lo que se ha hecho y lo que se quiere hacer; que sea real y asumible en un plazo de tiempo ajustado y que cuente con el apoyo de toda la Corporación y si, además, es singular, innovador y diferente, mejor. Sin duda mucho trabajo que, si no se ha hecho ya, difícilmente podrá abordarse en un verano y que nos recuerda lo importante que es estar preparados y lo que la AUE ayuda a conseguirlo.
En definitiva, las ETIs, son toda una apuesta para el futuro de la ciudad, un reto y una ilusión a partes iguales que implica competir por algo que, sin duda, merece la pena, pero ¿y si no se consigue?… Pues habrá más convocatorias, más ayudas y seguiremos contando con una planificación estratégica que, en torno a la Agenda Urbana, abrirá nuevas formas de financiación. Así ha ocurrido con los Next Generation y esa parece ser la apuesta de futuro. Que los árboles de las ETIs, no nos impidan ver el bosque de la planificación estratégica de los pueblos y ciudades y de las oportunidades que la Agenda Urbana representa como hoja de ruta para el futuro territorial y urbano.
José Ramón Bergasa Pascual
Doctor Arquitecto UNAV;
Master en Urbanismo y Estudios Territoriales UIMP;
Técnico Urbanista INAP.